la brisa ya no mueva tus cabellos.
Resulta extraño que después de decirnos tanto,
las cuerdas de tu guitarra no lloren.
Resulta extraño que después de decirnos tanto,
el agua de la fuente parezca detenida
aún con la pendiente que dibujan las montañas.
Resulta extraño que después de decirnos tanto,
los conciertos de besos, sólo para mi sean audibles.
Después de decirnos tanto,
construí una enciclopedia de caricias,
un diccionario de ilusiones,
una biblioteca de sueños,
una partitura de magia,
de blancas, negras y corcheas.
Allá, es donde ahora habito.
Allá, es donde ahora espero…
Donde las cuerdas del violín se tejen.
Donde, entre duendes, me invento
un camino de armonía y colores…
Casilda