Como el mar en la roca,
abruptamente
extiende en mí tu suavidad…
Como el hilo en un colorido tapiz,
has de mí la trama de tu propio retrato…
recoge en ánforas, letra a letra, mi sangre
y déjala viajar en alfombra voladora
por mil y una noches…
Quiébrame con tus versos
como a una copa de vino
para que derramen todas las gotas.
Desviste mi alma
hasta descubrir el geniceo,
mi esencia
y luego,
pregunta si puedo resistir
el embate de las burbujas…
Casilda
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